Justificación

Los bancos centrales utilizan con frecuencia una o varias medidas de inflación subyacente, a las cuales se les atribuyen propiedades o atributos diversos tales como ser la inflación tendencial, reflejar presiones de demanda, abstraerse de choques inflacionarios de corto plazo, ser variable guía en la conducción de política monetaria, entre otros. Sin embargo, a pesar del papel central de este concepto en el manejo de la política monetaria, no hay un consenso sobre la mejor manera de realizar la medición de la inflación subyacente, existiendo una diversidad de medidas y de justificaciones para ellas.

El enfoque más elemental, y que es probablemente el más ampliamente utilizado, consiste en simplemente excluir determinadas categorías de precios de la tasa de inflación general. Este es el caso del enfoque que excluye "alimentos y energía" en la medición. %, reflejando el origen de este concepto de inflación subyacente, el cual se remonta a la turbulenta década de los años 70 del siglo XX, cuando los precios de los combustibles subieron de forma súbita y sustancial.

La noción de que las medidas de inflación subyacente de alguna manera captan mejor los denominados componentes "monetarios" de la inflación, o el componente de la inflación que debería ser de preocupación primordial para los bancos centrales, ha sido cuestionada, tal como han sido igualmente cuestionados sus métodos de cálculo y las conclusiones que se derivan de sus resultados. Wynne (2008) indica que no hay un concepto unificado sobre lo que se entiende por inflación subyacente y que es una medida \textit{ad hoc} con ciertas circunstancias, o que se suelen utilizar criterios poco transparentes en su cálculo, y que estas medidas de inflación no cuentan con una base teórica sólida de aplicación general que las respalde.

La teoría del índice del costo de vida es el marco más coherente y mejor desarrollado para la medición de la inflación total, o no subyacente, que existe actualmente; dicha teoría está basada en diversos estudios y desarrollos posteriores efectuados desde hace décadas, encontrándose bien documentada y justificada. En efecto, la teoría básica del índice de costo de vida toma como punto de partida la función de gasto o costo de un hogar representativo en un momento determinado en el tiempo. Según Wynne (2008), las medidas de inflación subyacente no cuentan con un fundamento teórico equivalente.

En este documento se aplica un enfoque de estadística inferencial para evaluar y comparar distintas medidas de inflación. Puesto que las agencias estadísticas practican un muestreo periódico para dar seguimiento a los precios de los bienes y servicios de consumo de una economía, las medidas de inflación que de tal muestreo se derivan constituyen estimadores muestrales; en tanto que la medida de inflación que se derivase de la medición de los precios de la totalidad de los bienes y servicios de consumo de la economía constituiría el parámetro poblacional de interés (el cual es, en general, variable en el tiempo). En tal contexto, la evaluación de las diferentes medidas de inflación bajo análisis puede efectuarse, con rigor, evaluando las propiedades de los correspondientes estimadores muestrales y de sus respectivas distribuciones, al hacer variar las muestras, alrededor del parámetro poblacional en cuestión.

En la práctica, sin embargo, resulta imposible computar la inflación como parámetro poblacional, puesto que no es viable registrar los precios de todos los bienes y servicios de consumo de una economía, en un período determinado. Tampoco es viable en la práctica hacer muestreos repetidos para conocer de primera mano la distribución en el muestreo de cada una de las diferentes medidas de inflación (en su carácter de estimador muestral). Por tanto, la evaluación que se practica en este trabajo, de las distintas medidas de inflación, se lleva a cabo mediante procedimientos computacionales (técnica de bootstrapping) que hacen posible conocer con precisión, en cada experimento, el valor del parámetro poblacional y la forma adecuadamente aproximada de la distribución en el muestreo de cada estimador muestral (es decir, de cada medida alternativa de inflación).

De esta manera, la evaluación de las virtudes y limitaciones de las distintas medidas de inflación (total o subyacente) se lleva a cabo en un marco conceptual y de rigor analítico bien definido. En particular, se consideran mejores las medidas de inflación (es decir, los estimadores muestrales) que se acercan más (en un sentido que debe ser definido con precisión) al parámetro poblacional.

Cabe destacar que, desde este punto de vista, una buena medida de inflación es aquella que tiene mejores propiedades estadísticas y no necesariamente aquella que refleja de mejor manera las presiones monetarias o de demanda agregada en la economía. De hecho, las dificultades de lograr consenso en la identificación de medidas de inflación que logren reflejar de mejor manera las presiones monetarias y/o de demanda agregada son destacadas por autores tales como Wynne (2008) y Bullard (2011).